Probablemente dos de las razones principales por las que la gente no se anima a probar el sake, son el desconocimiento sobre qué es y cómo está hecha la bebida, así como por los lugares comunes generados a partir de alguna experiencia. Así que en esta ocasión quiero contarles cómo es que inexactamente llamamos sake a una bebida, y que además nos la han vendido como vino, cuando no lo es.
En el mundo occidental conocemos con el nombre de sake a una de las bebidas con contenido de alcohol, tradicionales de Japón; mientras que para ellos, la palabra sake hace referencia a toda bebida alcohólica. Entonces lo que nosotros llamamos sake es lo que en Japón llaman nihonshu o seishu, y que hace referencia a una bebida fermentada producida básicamente con sólo 4 ingredientes: arroz, agua, levadura y koji. Esto nos indica que en Japón existen otras bebidas alcohólicas originarias que son el shochu y el awamori, en las que también intervienen el arroz y el koji, pero que se distinguen del sake principalmente porque se trata de destilados.
Si bien es sumamente común que la gente identifique al sake como un vino o como un licor de arroz, esto es un error, ya que el proceso de elaboración de estas bebidas es muy diferente entre sí. Aunque el sake es una bebida fermentada como el vino, no se producen igual porque el arroz por sí solo no contiene azúcares para dar pie a la fermentación, a diferencia de la uva o cualquier otra fruta. En este sentido, el sake es mucho más parecido a una cerveza, por el proceso de elaboración, sin que éste sea completamente el mismo en ambas bebidas.
El error de referirse al sake como un vino, viene de un intento por introducir en los años ochenta del siglo XX, esta bebida en el mercado occidental. Probablemente sin mucho conocimiento sobre el proceso de elaboración de la bebida y la cultura japonesa, los empresarios no japoneses que comenzaron la comercialización, hicieron esta inexacta equivalencia para posicionarlo de una manera fácil en la mente del consumidor, al darle un nombre más sencillo de recordar y asimilarlo a un tipo de bebida ya conocida.
Este equívoco puede entenderse si le rascamos un poco a la historia. La ubicación geográfica, la cultura, el idioma y la propia historia de aislamiento de Japón por muchos siglos, dieron como consecuencia un mínimo intercambio cultural con occidente hasta la segunda mitad del siglo XIX. Es entonces hasta muy recientemente que debido a los medios de comunicación y la globalización, que en realidad empezamos a saber de Japón, lo que ha provocado una curiosidad y fascinación por una cultura que se nos presenta como enigmática y completamente diferente a la nuestra (occidente). Aunque el sake es una bebida de hace varios siglos, apenas empezamos a escuchar y saber de ella, si nos conformamos con conocerla o juzgarla a partir de equipararla con lo que ya nos es familiar, estaremos perdiendo la posibilidad de emprender un gran viaje.
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